Los científicos identifican la mutación de la intolerancia a la lactosa

Una única mutación genética permite a las personas tolerar la leche después de dejar de ser bebés, y es prácticamente la misma en personas de ascendencia asiática, europea y africana, informaron el domingo los investigadores.

El descubrimiento de este pequeño cambio en el código genético debería permitir a los científicos realizar una prueba sencilla para detectar la intolerancia a la lactosa, una dolorosa afección digestiva, y también ofrece información sobre cómo algunos grupos de personas evolucionaron hacia una cultura de consumo de leche, dijo el equipo de investigadores estadounidenses y finlandeses.

Las personas con intolerancia a la lactosa -la mayor parte de la población mundial- no pueden digerir grandes cantidades de lactosa, el principal azúcar que se encuentra en los productos lácteos.

Si comen leche, queso u otros productos lácteos desarrollan náuseas, calambres, hinchazón, gases y diarrea. Entre 30 y 50 millones de norteamericanos son intolerantes a la lactosa: el 75% de los afroamericanos y el 90% de los asiático-americanos.

Afecta a cerca del 5% de los europeos del norte y a cerca del 100% de los asiáticos del sudeste, señalan los investigadores, que han publicado sus resultados en la revista Nature Genetics.

Se sabía que la intolerancia a la lactosa era genética, causada por un gen recesivo, lo que significa que una persona tiene que heredar una copia «defectuosa» de cada uno de sus padres para ser intolerante a la lactosa.

«Es la primera vez que se identifica realmente esta mutación, el cambio en el ADN», dijo la Dra. Leena Peltonen, genetista de la Universidad de California en Los Ángeles, que dirigió el estudio. «Esto allana el camino a las pruebas de ADN».

Peltonen y sus colegas examinaron primero a nueve familias finlandesas, 196 personas, que tenían intolerancia a la lactosa. Lo redujeron a un gen que regula el gen responsable de fabricar la enzima que descompone la lactosa.